CAPITULO 4

Vestida de negro y un poco triste,fui a aquel entierro. Frank estaba allí,tan guapo como siempre.El había sido mi primer amor desde la infancia y sigo enamorada de él, ya que estoy soltera. Tengo 60 años y todavía no me he casado.
-Por lo que veo has llegado pronto,demasiado pronto-me dijo él.
-Sí,¿cómo estás?
-Mal,¿cómo piensas qué voy a estar?
Me cayé y no volví a hablar con él hasta que aquel entierro acabó.
Finalizó y lo acompañé a su casa. Él me invitó a tomar un té y pastas. Pese a la muerte de su mujer el seguía estando tan amable cómo siempre.No sabía si rechazarle o no pero al final acepté. El no tenía familia y muy pocos amigosasí que me quedé a hacerle compañía.
Entré a su casa y me sirvió el té. Me dijo que no le quedaban pastas así que me sirvió unas galletas que había hecho él.
-Marta-dijo él refiriéndose a su fallecida mujer- no le gustaban mis galletas,solo le gustaba el cocido que yo preparaba.
-Pues amí me encantan-le contesté con una sonrisilla mientrás me comía una.
-Gracias.
Se alzó el silencio y ninguno de los dos sabíamos que decir así que saqué el cuaderno en el qué estaba escribiendo las anécdotas para el libro y lo abrí.
-¿Qué es eso?-me preguntó.
-Estoy escribiendo anécdotas que me han pasado con mis alumnos.
-Yo se algunas.
-Díctamela.